Quien ha visto alguna vez la ciudad de Tarnow no podrá resistir al encanto de su atmósfera galitziana. En su Ciudad Vieja que posee la belleza particular se han conservado callejones medievales y edificios góticos y renacentistas, así como fragmentos de las fortificaciones úrbanas.
Durante muchos siglos Tarnow ha sido embarcadero para varias nacionalidades: judíos, alemanes, ucranianos, escoceses, austriacos, checos y otras. Cada nación y sus culturas dejaron aquí huellas duraderas. Por eso uno puede visitar la ciudad siguiendo el sendero del renacimiento italiano o de las huellas del general Josef Bem así como de los vínculos cordiales polaco-húngaros. Uno puede sumergirse también en el laberinto de senderos judíos para meditar sobre los restos de una sinagoga o inclinarse en el cementerio judío ante el Monumento a los judíos exterminados durante la guerra.
Los verdaderos tesoros del arte se pueden ver en las iglesias tarnovianas, entre otras la Basílica Catedral que brilla como una perla y en ella las monumentales lápidas funerarias de las familias Tarnowski y Ostrogski, al lado de la Catedral se encuentra el Múseo Diocesano con su colección de valor incalculable. No hay quien no quiera ver unas excepcionales colecciones de museo en el Ayuntamiento renacentista, así como en las casas con soportales de la Plaza Mayor; y, en particular, la exposición permanente del Múseo Etnográfico dedicada a la historia y cultura del pueblo gitano – la  única exposoción de este tipo en toda Europa.

Chiunque  abbia visto la città di Tarnòw almeno una volta, non è più in grado di resistere al fascino della sua atmosfera galiziana. Basti pensare alla bellezza unica del Centro Storico con i ben conservati vicoli a pianta medievale, i palazzi antichi gotici e rinascimentali, i resti delle mura difensive.
Per secoli Tarnòw fu un luogo d’approdo di tanti forestieri: ebrei, tedeschi, ucraini, scozzesi, austriaci, cechi ed altri. Tutti quei popoli, ognuna di queste nuove culture, vi lasciarono un segno indelebile. Si può in effetti visitarla percorrendo l’itinerario del rinascimento italiano oppure seguendo le tracce del Generale Jòzef Bem e i tanto cordiali rapporti polacco-ungheresi, nonché immergendosi nel groviglio delle viuzze ebraiche per contemplare i resti dell’antica sinagoga e inchinarsi dinanzi al monumento alla memoria delle migliaia di ebrei , cittadini di Tarnòw, massacrati.
Si può godere la scoperta di veri tesori d’arte visitando le chiese di Tarnòw, fra cui una vera perla, La Basilica Cattedrale, con le lapidi monumentali delle famiglie Tarnowski e Ostrogski, e la collezione di valore inestimabile dell’adiacente Museo Diocesano. Non vanno omesse le straordinarie mostre da ammirare all’interno del municipio rinascimentale o nelle palazzine con i portici in Piazza del Mercato, e in particolare l’unica esposizione permanente in Europa sulla storia e la cultura dei Rom, presso il Museo Etnografico.